Visual Liturgy: Altarpiece Painting and Valencian Culture (1442-1519)

Descripción

MAXIME DEURBERGUE. Visual Liturgy: Altarpiece Painting and Valencian Culture (1442-1519), Brepols, 2012, 291 p.
ISBN: 978-2-503-54497-7

Este estudio proporciona una mejor comprensión del arte español del siglo XV y arroja nueva luz sobre el nacimiento de una escuela artística concreta en un contexto marcado por la diversidad de influencias extranjeras que compiten entre sí, y sobre la recepción de este tipo de influencias en el seno de una cultura radicalmente distinta.

En la introducción del libro Early Netherlandish Painting, Erwin Panofsky caracterizaba la pintura europea del siglo XV como una oposición entre el arte italiano y el flamenco, y de manera significativa recordaba que a los ojos de un Lutero o de un Miguel Ángel, no había ninguna otra escuela que mereciera que se le prestase atención. Seis siglos más tarde, el arte español de este período sigue siendo poco conocido fuera de la Península Ibérica. Probablemente una de las causas de ello se encuentre en el hecho de que un gran número de obras artísticas todavía se conservan en su ubicación original, pero también existe un perjuicio duradero que considera este arte como estética e intelectualmente poco estimulante. Los retablos constituían entonces la máxima expresión artística; a simple vista, en su mayoría tienen un aspecto muy similar: debido a que este arte parece no cambiar, su exégesis ha sido rutinaria y vaga.

Este libro pretende cuestionar esta situación. Centrándose en la ciudad de Valencia, en aquel momento en su época dorada, se examina una escuela de pintores en donde se refleja una escena más amplia, las preocupaciones cívicas y religiosas de toda una cultura. No sólo ofrece una panorámica completa de la investigación actual en la pintura valenciana, sino que también la conecta con el contexto más amplio de la devoción local y aborda la dialéctica del trabajo en la cultura cívica: cómo la monarquía se apoderó del municipio, cómo las influencias extranjeras desafiaron la tradición local; cómo los sofisticados retablos surgieron del quehacer habitual de la producción artística; cómo, por fin, la liturgia evitó rupturas entre la religión de las élites cultas y las más populares -incluso a veces poco ortodoxas-  expresiones de la fe.