La sculpture romane

Descripción

JEAN-RENÉ GABORIT. La sculpture romane, Éditions Hazan, 2010, 440 p.
ISBN: 978-2754103602

A pesar de las controvertidas consideraciones que se han realizado sobre la definición del arte románico y, más todavía tal vez, sobre su denominación, es indiscutible la existencia del fenómeno que comprende este término, es decir, la profunda renovación que se produce en toda la Europa occidental entre finales del siglo X y mediados del XII, tanto en la arquitectura como en los otros ámbitos de la creación artística.

Una de las principales características de esta renovación es, sin duda alguna, el creciente papel de la escultura, especialmente el notable impulso que experimentó la escultura monumental, patente incluso en los edificios  más modestos.

Después de diversas tentativas, en ocasiones bastante tímidas, durante el período conocido como primer románico, la escultura goza desde las últimas décadas del siglo XI de un repentino esplendor que culmina en la primera mitad del siglo XII con un gran número de realizaciones de gran magnitud, comprendiendo portadas, fachadas, claustros, y decoraciones interiores. Pero la investigación constante de nuevas fórmulas y la voluntad de acompañar las innovaciones en el arte de la construcción conduce a los escultores a multiplicar las experiencias; las relaciones  entre escultura y arquitectura son de este modo tratadas de modos diferentes: el tratamiento de la figura humana evoluciona y la decoración se diversifica.

Son numerosos los trabajos que han sido consagrados a la escultura románica, de manera parcial o total. Sin embargo, generalmente se ha optado por una aproximación de carácter esencialmente regional, poniendo énfasis sobre la diversidad que caracteriza a las principales «provincias» del románico.

El presente trabajo busca otro enfoque: poner en valor, a través de un análisis de carácter más tipológico, aquello que constituye la unidad de la escultura románica: fuentes de inspiración comunes, recursos en los mismos modelos (aunque la interpretación es muy variada), adaptación de los mismos esquemas iconográficos, y soluciones paralelas adoptadas para responder a las mismas necesidades.

El conocimiento de la escultura románica permite sin duda, a causa de esta mezcla de unidad y de diversidad, comprender mejor la cultura de la sociedad de los siglos XI y XII, una sociedad marcada por la violencia, que las estructuras feudales dividen y compartimentan pero la cual, a pesar de las crisis profundas, tiene una unidad real, gracias a una cierta renovación económica y la omnipresencia de la Iglesia, a través de la constitución de la cobertura parroquial, la acción de las órdenes monásticas y las peregrinaciones.