Joan Valero

La sculpture gothique (1140-1430)

Monografía sobre la escultura gótica, tanto en su desarrollo artístico como en su contexto de creación (encargos, talleres , herramientas, circulación de formas, etc.)

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Descripción

PIERRE-YVES LE POGAM, SOPHIE JUGIE. La sculpture gothique (1140-1430),  Hazan, 2020, 440 p.
ISBN: 978-2754110457

Ilustrada por una iconografía parcialmente inédita, esta obra realizada por dos eminentes especialistas, Pierre-Yves Le Pogam, con la colaboración de Sophie Jugie, considera la escultura gótica tanto en su desarrollo artístico como en su contexto de creación (encargos, talleres , herramientas, circulación de formas, etc.).

A partir de mediados del siglo XII, cuando el arte románico aún estaba en pleno auge, ciertos elementos en la evolución de la arquitectura occidental presagiaron una profunda ruptura que daría lugar a una nueva etapa del arte europeo, a la que se hace referencia después, desde el siglo XV, con el calificativo de gótico.

En el campo de la escultura, este es un período en el que se desarrollan múltiples y decisivas novedades. Las iglesias, especialmente las grandes catedrales, están revestidas de una abundante decoración esculpida, didáctica y atractiva, que ilustra los grandes ciclos de la historia cristiana y apela a la sensibilidad de los fieles. Los siglos XIII y XIV también están marcados por el retorno a la escultura exenta, el desarrollo de la estatuaria autónoma, la invención o recreación de géneros desaparecidos desde la Antigüedad (tumbas y retratos esculpidos, la estatua ecuestre), que prefiguran todo lo que entendemos hoy en la noción de escultura.

Estas nuevas formass condujeron, hacia 1400, a uno de los últimos momentos en que los diferentes países europeos utilizaron un mismo lenguaje estilístico, antes de la aparición en el siglo XV de lenguajes artísticos profundamente individualizados y nacionales, vinculados al Renacimiento, que crearon por desdén el concepto de arte gótico. Sin embargo, las esculturas realizadas en todo Occidente entre finales del siglo XII y principios del XV, lejos de expresar la barbarie que los intelectuales del Quattrocento querían ver allí, al acuñar este término, ilustran una de las cimas del humanismo europeo, por su capacidad de transmitir valores trascendentes así como los afectos y emociones de este mundo.