La capilla del Palacio arzobispal de Zaragoza en el contexto de la renovación del Gótico final en la Península Ibérica
Perfiles y trayectorios de los maestros que, comandados por Isambart y Pedro Jalopa, trabajaron en la Capilla de los Corporales de Daroca y levantaron la Capilla de San Agustín de la Seo de Zaragoza
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Descripción
JAVIER IBÁÑEZ FERNÁNDEZ. La capilla del Palacio arzobispal de Zaragoza en el contexto de la renovación del Gótico final en la Península Ibérica, Mudiz, 2012, 98 p.
ISBN: 9788461579471
En este libro se presentan los perfiles y las trayectorias de un grupo de profesionales de la piedra relacionados en mayor o menor medida con el contexto artístico del Norte de Francia, la Normandía, el medio parisino o la Borgoña que salvaron los Pirineos a través de la antigua Corona de Aragón y del reino de Navarra, confluyendo en tierras aragonesas a comienzos del Cuatrocientos. Comandados por Isambart y Pedro Jalopa, trabajaron en la Capilla de los Corporales de Daroca y levantaron la Capilla de San Agustín de la Seo de Zaragoza –lamentablemente desaparecida–, por lo menos, entre 1417 y 1422, dispersándose poco después, contribuyendo a difundir las novedades de la arquitectura flamígera y de la escultura de ascendente borgoñón por otros focos artísticos peninsulares hasta los años centrales del Cuatrocientos, cuando la llegada de nuevos maestros foráneos –flamencos y bretones a Toledo y alemanes a Burgos–, terminó facilitando la introducción de nuevas interpretaciones del Gótico, sobre todo, en tierras castellanas.
El libro presta una atención especial a Isambart y a Pedro Jalopa, y a las relaciones que establecieron a lo largo de sus carreras con otros profesionales, como Guillem Sagrera, Rotllí Gautier o Jean de Lome, y estudia su producción –y el impacto de la misma– en tierras aragonesas. No en vano, su huella todavía puede descubrirse en los restos de la capilla ordenada levantar en el palacio arzobispal de Zaragoza por Dalmau de Mur (ca. 1445-1449), felizmente descubiertos en el curso de la reciente restauración del edificio, que evidencian la pervivencia –y el desarrollo– de una herencia que, recurriendo al empleo de nuevos materiales –aljez y rejola, pero también, madera–, e incluso apoyándose en otras técnicas artísticas –recubrimientos pictóricos–, habría de prolongarse hasta finales del siglo XV, e incluso los primeros compases del Quinientos.
Además, el libro adjunta en un CD la documentación de fábrica de la capilla de San Agustín de la Seo de Zaragoza, así como nuevos testimonios documentales de la actividad de todos ellos en tierras aragonesas.
Texto: Javier Ibáñez Fernández