Illuminare l’Abruzzo. Codici miniati tra Medioevo e Rinascimento
Catálogo de exposición, donde se presenta una colección exclusiva de libros del Abruzzo medieval desde perspectivas diversas
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Descripción
Illuminare l’Abruzzo. Codici miniati tra Medioevo e Rinascimento, Carsa, 2013, 272 p.
ISBN: 978-8850102952
Catálogo de la exposición llevada a cabo en Chieti (Palazzo de Mayo, 10 de mayo al 31 de agosto de 2013), donde se presenta una colección exclusiva de libros del Abruzzo medieval desde perspectivas diversas, que ponen de manifiesto las sutiles colaboraciones y distintos intercambios artísticos, que convierten las obras expuestas en un patrimonio por descubrir.
Se presenta un nuevo perfil de la producción miniaturística de la región italiana entre los siglos XI y XV, a través de la catalogación de más de setenta obras, incluyendo códices y hojas sueltas, conservados en Italia, Europa y Estados Unidos. El catálogo incluye obras desconocidas hasta el presente o recientemente descubiertas: destacan, entre otras, las dos hojas del libro de coro robado de Guardiagrele, recuperadas por Francesca Manzari en el mercado de antigüedades, el Misal de Offida de la Biblioteca Palatina de Parma, los folios iluminados conservados en la Fundación Cini de Venecia, el Exultet de Avezzano, un raro ejemplo de rollo en pergamino cuya longitud llega casi a los seis metros, realizado en Montecassino en el siglo XI gracias a Pandolfo, obispo de la ciudad, y hermosas reproducciones de códices procedentes de la región, custodiados en diversos centros extranjeros (Real Biblioteca del Escorial, Metropolitan Museum of New York, Pierpont Morgan Library, Bibliothèque Nationale de Paris, Musée Marmottan de París).
Los principales centros de producción de libros miniados del Abruzzo entre los siglos XI y XV se encontraban en Chieti, L’Aquila y Teramo, donde se creaban obras con estilos diferenciados. Las intensas investigaciones llevadas a cabo durante la última década han permitido el descubrimiento de nuevos manuscritos, artistas y talleres que hacen emerger una red de relaciones diferentes a las que habían sido establecidas por la historiografía precedente. Muchos códices surgieron de la colaboración de varios artistas, cuya presencia es detectable incluso en imágenes muy pequeñas. En el Misal de Offida, por ejemplo, trabajaron por lo menos dos artistas; este manuscrito constituye un excelente testimonio del sistema de trabajo de los talleres activos en la Baja Edad Media: diferentes artistas fusionan sus intervenciones con el fin de llegar a una gran homogeneidad estilística, manteniendo caracteres autónomos.
Los artistas, con frecuencia, se trasladaron a Roma y Nápoles, permitiendo de este modo la entrada en las dos capitales del Imperio y el Papado de elementos determinantes del Abruzzo; otro intercambio interesante tuvo lugar entre Abruzzo y Puglia, región en la que se encuentran muchos manuscritos del Abruzzo.
En comparación con la miniatura de otras zonas italianas, los miniaturistas del Abruzzo firmaban sus obras con gran orgullo, casi todos en letras de oro, algo que muestra un alto grado de autoconciencia y un mercado de libros de elevada calidad.