HADRIEN KOCKEROLS. Le monument funéraire médiéval dans l’ancien diocèse de Liège, 2 vol., Les éditions namuroises, 2016, 400 y 776 p.
ISBN: 978-2875510686
Este estudio consta de dos volúmenes: el primero examina en 15 capítulos los distintos tipos de monumentos funerarios creados en la Edad Media en la antigua diócesis de Lieja, el origen de estas obras, así como su importancia y significado. El segundo volumen es un completo catálogo, en el que se presentan y comentan los 650 monumentos que figuran en este territorio, durante el amplio período que se extiende desde Carlomagno hasta Carlos V.
El propósito del monumento funerario es establecer y salvaguardar la memoria de una persona, un recuerdo que generan las formas e imágenes que se materializan en la obra. Se crea la memoria, de hecho, por el monumento. El monumento medieval, como en todas las épocas, ilustra, mediante la creación del objeto conmemorativo, una concepción de la muerte y de la supervivencia humana. En su producción funeraria, la Edad Media ilustra un concepto del destino humano basado esencialmente en la teología de la salvación. El hombre está compuesto de un cuerpo perecedero y un alma que es eterna y cuya salvación después de la muerte depende de sus méritos.
La salvación del alma constituye el tema principal del arte funerario medieval, que desarrolla sus imágenes del alma acogida en el Paraíso y del moribundo, el yacente que vive la muerte en una transfiguración.
Otro tema que se irá desarrollando a lo largo de los siglos es el del retrato, el cual no se sustenta en una base teológica, sino sobre la comunión de los vivos y los muertos. La materialización de la memoria da lugar a la creación de monumentos donde se combinan formas e imágenes: epitafios, estatuas, tumbas, imágenes votivas, tipos de monumentos que se suceden o se mezclan, en respuesta a los cambios de las creencias y las visiones de supervivencia.