Joan Valero

La imaginería medieval en Zamora (siglos XII-XVI)

SERGIO PÉREZ MARTÍN, RUBÉN FERNÁNDEZ MATEOS. La Imaginería Medieval en Zamora (Siglos XII-XVI), Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, 2015, 271 p.
ISBN: 978-84-942037-8-7

Hace este volumen el número 43 de la colección de Cuadernos de Investigación editada por el Instituto de Estudios Zamoranos “Florián de Ocampo”, aunque en este caso el libro ha sido publicado junto al Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo».

El origen de este trabajo ha de rastrearse en el año 2010, cuando sus autores, los historiadores Sergio Pérez Martín y Rubén Fernández Mateos, fueron premiados con una beca de investigación por la primera de las instituciones referidas. A partir de ahí y a lo largo de varios años han estudiado la imaginería medieval zamorana, esto es, la producción, en el territorio diocesano de Zamora, de imágenes de talla, bien sean de madera, bien sean de piedra, para su veneración en iglesias y en monasterios durante los siglos que discurrieron entre el románico y los inicios del Renacimiento.

Cuando a principios del siglo XX se abordó la titánica tarea de elaborar el catálogo monumental de España, a Zamora le cupo en suerte el que se ocupara de la redacción del tomo correspondiente uno de los patriarcas de la Historia del Arte en España: don Manuel Gómez-Moreno. El granadino elaboró un texto modélico, acorde con los intereses de su época, que, en Zamora, al igual que en las otras tres provincias que estudió se convirtió en fundamento de la moderna historiografía histórico-artística.

En Zamora don Manuel analizó unas ochenta imágenes medievales. El estudio que el lector tiene ahora entre sus manos, ceñido, por razones de operatividad, a la moderna diócesis de Zamora (esto es, a un ámbito geográfico más reducido que el de don Manuel), se ocupa de más de trescientas imágenes. Es, pues, sustancial el avance cuantitativo, producto de una labor de campo exhaustiva y rigurosa que se beneficia de las aportaciones que a lo largo del siglo XX han ido haciendo sucesivas generaciones de historiadores del arte. Pero es también sustancial el avance cualitativo, pues los autores han podido trabajar teniendo como referencia estudios como los de Julia Ara o como los de Ángela Franco, que permiten entender la imaginería medieval zamorana no como un fenómeno local, sino como exponente de unas pulsiones comunes a todo el territorio peninsular y, en general, a todo el Occidente medieval, en cuya dinámica evolutiva se incardina.

Además, se ha tenido en cuenta la dispersión del patrimonio provincial, causada, en muchas ocasiones, por el desconocimiento y por el afán de obtener un beneficio inmediato (lo que llevó en el pasado a enajenar muchas piezas) y, en otras ocasiones, por las fluctuaciones de los límites diocesanos hasta fechas relativamente recientes. Por ello es por lo que, en su labor, no han dejado de lado el Museo Arqueológico Nacional, el Museu Frederic Marès o los museos eclesiásticos leoneses. Y como no, la imaginería medieval y, en general, la escultura medieval de las zonas aledañas, donde han buscado paralelos y referentes. Con todo ello han construido un relato en el que la imaginería medieval zamorana se inserta en el marco castellanoleonés, español y europeo, sin renunciar, por ello, a buscar sus especificidades o las tipologías singulares.

Todo estudio sobre imaginería medieval corre el riesgo de convertirse en una interminable relación de ítems agrupados con disciplina castrense en categorías iconográficas y, dentro de estas, en categorías tipológicas. Esto, en parte, es necesario, no solo por la propia naturaleza del tema, sino también por los objetivos de difusión y de conservación patrimoniales que todo trabajo de estas características está llamado a satisfacer. Pero los autores, sin dejar de acomodarse a las exigencias de la naturaleza del estudio, también han sabido buscar las piezas que sobresalen en medio de este bosque para dotar de relieve a su relato.

En tres grandes bloques se articula todo este contenido, el primero dedicado al románico, el segundo –mucho más amplio, dada la escasez de piezas del primero– al gótico y el último a los maestros nórdicos del tardogótico. A unas características generales de cada periodo le siguen el estudio de las tipologías establecidas y el catálogo de las obras estudiadas, acompañado de un abundante corpus fotográfico de imágenes generales y algunos detalles en las obras más llamativas o sobresalientes.

Con este libro se pone a disposición del amante del arte un repertorio de imágenes con el que disfrutar. Se pone a disposición del estudioso de nuestro pasado un material rigurosamente analizado con el que seguir profundizando en su análisis y, sobre todo, se pone a disposición de toda la sociedad una herramienta para el conocimiento, para la difusión y para la conservación de nuestro patrimonio cultural, que, al fin y al cabo, es una de nuestras principales señas de identidad.

Texto: Sergio Pérez Martín

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