Joan Valero

Ènnec de Vallterra y el programa iconográfico de la capilla de San Salvador de la catedral de Segorbe

FRANCESC RUIZ I QUESADA; HELIOS BORJA CORTIJO. Ènnec de Vallterra y el programa iconográfico de la capilla de San Salvador de la catedral de Segorbe, Retrotabulum, 15, 2015, 74 p.
ISSN: 2014-5616

Descendiente de una antigua y noble familia navarra afincada en el reino de Valencia, Ènnec, o Íñigo, de Vallterra fue nombrado obispo de Girona en el año 1362, de Segorbe y Albarracín en 1370 y arzobispo de Tarragona en 1380. No obstante, no pudo tomar posesión de esta última hasta la muerte del rey Pedro el Ceremonioso en el año 1387, a causa del Cisma. Fiel seguidor de Benedicto XIII, como también lo fueron sus sucesores en el obispado de Segorbe y Albarracín, Diego Pérez de Heredia y Francesc Riquer, luchó por la ampliación de los límites de la diócesis, promovió la reforma de las sedes catedralicias de Segorbe y Albarracín y tuvo un papel singular en la fundación de la cartuja de Valldecrist, consagrada el 13 de noviembre del año 1401, y en la construcción de la capilla de San Salvador de la catedral de Segorbe, oratorio ciertamente importante e innovador en su época, al que dedicamos este estudio.

La similitud entre las bóvedas de las capillas de San Miguel y San Andrés y san Francisco de la catedral de Segorbe y la de la capilla de San Salvador revelan que fue Ènnec de Vallterra quien mandó unificar criterios en el proceso constructivo de la catedral gótica segobricense. La datación del oratorio funerario de Ènnec parece mantener relación con la construcción del primer tramo de la nave de la iglesia parroquial de Ontinyent (Valencia), en tiempos de su rector Jaume Prats (1372-1400). Importante personaje muy relacionado con el obispo de Valencia y los principales artistas del momento, asociamos aquí su testamento con el encargo del retablo dedicado a los santos Domingo, Cosme y Damián, pintado por Guerau Gener y Gonçal Peris.

Llevadas a cabo en el siglo XIV, las cubriciones de Segorbe y Ontinyent, junto con otra bóveda del monasterio del Puig, fueron las primeras estrelladas elevadas en el Reino de Valencia. Esta eventualidad corrobora −en lo que respecta a las dimensiones y las soluciones técnicas y estilísticas que abraza la capilla de San Salvador de Segorbe−, el poder de la familia Vallterra. La singularidad de este ámbito catedralicio favoreció que acogiera las primeras sesiones de las Cortes valencianas, celebradas en Segorbe, en tiempos del rey Martín el Humano (1401-1407).

La bóveda cósmica de la capilla de San Salvador constituye, por sí sola, un programa iconográfico de salvación que aparece relacionado con las imágenes esculpidas en las cuatro ménsulas angulares del oratorio. El hilo conductor que las vincula hace uso del ritmo ascensional arquitectónico y tiene como base la esperada salvación del arzobispo Ènnec de Vallterra. Este discurso iconográfico, afín a pasajes del Credo, mantiene importantes puntos de contacto con algunas obras de la Corona de Aragón. Otras producciones artísticas, como el retablo de San Salvador de Pina de Montalgrao (Castellón) o el de la Passio Imaginis de Felanitx (Mallorca), nos permiten destacar diversas influencias.

La capilla de Segorbe también nos ha facilitado estudiar algunas de las características iconográficas y estilísticas del retablo de San Lucas, conjunto encargado por Gonzalo de Espejo para el oratorio funerario de los Vallterra.

Finalmente y más allá del recinto dedicado a San Salvador, Ènnec de Vallterra fue promotor del proyecto del nuevo retablo mayor de la catedral de Tarragona y ordenó construir una biblioteca sobre el claustro de dicho templo, próxima al dormitorio. Asimismo, abonó el ápoca final de un retablo dedicado a los Gozos de la Virgen María para la iglesia de Santa María de Horta de Sant Joan, pintado por Pere Nicolau.

Texto: Francesc Ruiz i Quesada y Helios Borja Cortijo

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